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"Estamos destrozados": bronca y decepción de los venezolanos en San Luis por el resultado de las elecciones en Venezuela

Dos inmigrantes contaron a El Chorrillero sus impresiones tras los sospechados comicios que dieron la reelección a Nicolás Maduro.

Indignadas. Anail García y Ruddy Herrera contaron a El Chorrillero la indignación por la reelección de Nicolás Maduro.
Actualizada: 29/07/2024 21:33
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Por Leonardo Kram

Anail García y Ruddys Herrera son solo dos de los 500 inmigrantes venezolanos que se calcula, viven en San Luis. Son parte del grupo más grande de 8 millones de compatriotas que dejaron Venezuela ante las difíciles condiciones de vida bajo el Gobierno chavista de Nicolás Maduro. La cuestionada reelección del presidente, anunciada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) el domingo por la noche fue recibida con bronca y decepción por ambas mujeres, que ven en Edmundo González Urrutia, al presidente legítimo y el fin de un régimen iniciado por Hugo Chávez en 1999.

“Teníamos la esperanza de que, en esta oportunidad con la cohesión del pueblo, con la gran cantidad de gente que salió a votar no fuese posible dibujar un fraude. Sin embargo, aún así lo hicieron”, apuntó a El Chorrillero, García, de 38 años. Ella vino hace seis años a San Luis; allá trabajaba de periodista, acá se desempeña en Recursos Humanos en una empresa de La Punta.

Los datos de la CNE dieron por ganador de la elección a Maduro por un 51%, mientras que González Urrutia llegó a los 44%. Para ambas no hay dudas de que hubo fraude y los datos no se corresponden con la realidad. García se contactó con colegas de allá, que marcaban que la mayoría de las mesas testigo arrojaban grandes diferencias de votos entre ambos candidatos, a favor de González Urrutia.

“Es completamente una burla, todos los venezolanos sabemos qué fue lo que pasó porque la gente salió masivamente a votar, fue una participación cívica histórica. La gente estaba en el centro de votación desde el día anterior, cuidando que se pudieran instalar las máquinas de manera correcta”, detalló la inmigrante.

“Estamos totalmente destrozados. Era un hecho total que Edmundo González era el nuevo presidente de Venezuela”, aportó por su parte Herrera. Ella se fue de Venezuela con su pareja en 2018, con 29 años. Era estudiante de derecho; hoy con 35, hace comidas típicas de su país, mientras que su marido consiguió empleo en la ciudad.

“Hoy he estado todo el día mal, todos hemos estado mal, es un sentimiento nacional como de luto, porque pensábamos que íbamos a ganar. Sabemos que es difícil, nos estábamos enfrentando a algo fuerte, pero aun así confiamos. Toda Venezuela estaba de un mismo color, con el mismo sentimiento, la misma fe. Queremos cambiar, queremos libertad y ya estamos cansados del ‘madurismo’”, resumió.

¿Por qué esta elección fue distinta a otras de estas más de dos décadas? “Esta vez la gente salió a defender los votos, no se dejó amedrentar por el partido contrario. Querían sobrepasarse como siempre, falsificar documentación para hacerse pasar por personas o entes que podían fiscalizar. En este caso la gente salió a defenderse, salió a grabar sin temor sin miedo a que dirán y sin miedo a los militares, a los policías”, explicó Herrera.

Al momento del cierre de este artículo, canales de noticias informan de incidentes en las calles de Venezuela, ante la reelección de Maduro. ¿Qué pasará ahora? “Para ser honestos yo no lo llamaría candidato a Edmundo. Para mí es el presidente electo de mi país. Lo que sigue ahora es demostrar las actas, demostrar los votos que han sido secuestrados”, consideró García.

“Mi esperanza y mi fe está puesta en que el equipo de María Corina Machado, con todo el apoyo internacional que estamos teniendo, podamos exigir que se cumpla el voto popular”, agregó.

“No perdemos la fe ni la esperanza porque María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, salieron a decir que esto no ha terminado. Ellos no reconocen ese resultado porque es un fraude, nos dijeron que confiáramos, que siguiéramos luchando, manteniendo la fe y que iban a demostrar que él era el presidente de Venezuela”, coincidió su compatriota.

La valoración que tienen las inmigrantes por los líderes opositores es totalmente inversa a Maduro, que de mantenerse el resultado, gobernará hasta 2031. “Es un dictador, un genocida”, apuntó la primera entrevistada. “Un dictador, un asesino”, agregó la segunda.

 

Una comunidad que se acompaña en San Luis

Anail García es referente de la comunidad venezolana en San Luis, y estima que hay unos 500 compatriotas en la provincia. A través de un grupo de WhatsApp se mantienen en contacto. Se reconocen como una comunidad muy joven, que empezó a emigrar masivamente en la década pasada, tras la llegada de Maduro al poder en 2013.

“Estamos súper agradecidos con Argentina, que nos ha recibido con los brazos abiertos, hemos sido bienvenidos en todo momento y San Luis ha sido un lugar de bendición para nosotros”, aprovechó Anail.

A pesar de que son cientos de miles los que viven fuera de Venezuela, tienen grandes dificultades para votar fuera del país. Los requisitos son rigurosos y el pasaporte cuesta 500 dólares. A su vez, suelen ocurrir cambios de domicilio electoral sin previo aviso, lo que les impide votar. Para la referente, son acciones intencionales.

“Es un pase de factura. De hecho, el venezolano que se va del país es considerado un traidor a la patria, mucho más aquellas personas que trabajaron en instituciones gubernamentales o en mi caso en canales de televisión y la empresa petrolera del país”, aseguró.

¿Por qué Anail vino a Argentina? “Lo más sencillo, ya sea el transporte público, los servicios de agua, de luz, comida, papel higiénico, en ese momento eran imposible de conseguir. La vida más básica era muy difícil. Hoy hay comida disponible, pero no es accesible porque los sueldos son de tres dólares a cinco dólares. Hay comida para comprar, pero no hay plata para comprarla”, describió.

Anail recuerda también graves problemas en la provisión de servicios de salud, agua, electricidad y transporte público.

El caso de Ruddy y su pareja es más duro aún. Ellos llegaron a San Luis en 2018 con cuadros de desnutrición: la crisis alimentaria los llevó al exilio. “Nos obligó a salir, el hambre, el poder brindarle un mejor futuro a nuestros hijos. Tenemos dos niños y en ese momento no podíamos brindarle eso en Venezuela. Hoy día acá en Argentina gracias a Dios estamos bien. Podemos darle una mejor calidad de vida a nuestros hijos”, detalló.

Ruddys admitió que en Argentina la inflación es alta pero no es nada comparado con lo que ocurría en Venezuela. A su vez los salarios son muy bajos: hay personas que cobran 3 dólares y un kilo de carne está a 8.

“Aun así yo anhelo volver a mi casa, volver a mi tierra, pero a un país donde mis hijos puedan estar libres, seguros. Quiero abrazar a mis padres. Ver a mis sobrinos, a mis hermanos. Me estoy perdiendo de muchos y mis hijos también. Pero con este gobierno no podemos hacerlo”, concluyó la mujer.

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